miércoles, 2 de noviembre de 2016

Duele al respirar

Nada ha podido salir bien.

Llevo en un ataque de ira
desde que empezaste a llorar.
Hace 6 años.

Son las 3 de la mañana
y todavía no he conseguido
dejar de engullir todas y cada una de las heridas
que ignoraste en mi cara.

He dormido los últimos siglos
que han pasado desde que te marchaste
desenredando los recuerdos que escondiste debajo de la cama
porque de noche me salen los monstruos,
me cogen de los tobillos
y me arrastran a tu abrazo.

Que ya no existe.

Pienso dejar que Ismael me parta el pecho
mientras grito sin coartada ni razón
para escapar del hogar en el que nunca he encontrado calor,
ni correo,
ni a mí.

Amor,
tu boceto de felicidad sigue congelándome las ganas
mientras lo sujeto con una sonrisa
para que no te des cuenta.

Todavía no he llegado
y ya quiero marcharme:

me he cansado de dejar que me destruyas.









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