A veces se nos
hace inevitable desear que el tiempo no pase. Pedimos una y otra vez a los
Magos de Oriente una máquina del tiempo con capacidad de pararlo y a veces ni
sabemos para qué. ¿Será que no queremos resignarnos a hacernos mayores?
lunes, 23 de diciembre de 2013
sábado, 14 de diciembre de 2013
Llueve
Me duelen tus labios al decir “adiós” y que no vaya seguido de un apelativo cariñoso, de esos que hacen que me enamore de tu sonrisa día a día. Me duele despertar y ver que no estás, que mi pecho una vez más no fue tu almohada, me duele saber que quizás será que no estás a mi lado y que tendré que acostumbrarme a esta mala costumbre que la vida ha tomado de continuar mi existencia sin preguntarme qué opino al respecto.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)